jueves, 22 de mayo de 2014

Cuba III (La Habana)

Con cierta nostalgia… por dejar el paraíso detrás nuestro, íbamos alejándonos de María la Gorda, hacia Pinar del Rio y más allá, por una carretera amplia, no obstante es una autopista, pero muy pintoresca, con un escenario a los lados muy natural, un paisaje muy rural, ganado, pastos, casitas humildes pero muy coquetas, árboles diversos, sin faltar las palmeras “barrigonas”, aves rapaces, fue desapareciendo este paisaje para empezar a ver otro paisaje más urbano, entrábamos en La Habana, y comenzábamos a ver edificios, más o menos bien conservados, las afueras de la ciudad está plagada de edificaciones para trabajadores, bloques de pisos en lugar de casitas, como las vistas por el camino, nos internábamos en la ciudad hacia el Hotel Tejadillo, hasta donde la 


circulación rodada lo permite, pues no se puede entrar en el casco antiguo, en La Habana Vieja, ya íbamos viendo otro tipo de edificaciones, más coloniales, más antiguas, peor conservadas muchas, pero restauradas otras, luciendo vivos colores, con lo que el contraste es mucho más grande, el orden de 



restauración no es homogéneo salvo en las plazas, como la Plaza Vieja, o la Plaza de España, dónde se muestran en las fachadas de los edificios renovados, 



la fotografía del estado de deterioro anterior y la del resultado final que está a la vista, viéndose la recuperación y la comparación, nuestro hotel estaba muy bien, no era un hotel grande, pero con mucho sabor, al estilo de los hotelitos con encanto, muy cerca de la plaza de la catedral, de forma que caminando podíamos ir a muchos de los sitios que hay que ver, como la propia catedral y su plaza, la 




Bodeguita del Medio, y el Hotel Ambos Mundos, dónde Hemingway se hospedaba, muy cerca la Plaza de Armas, con los soportales y el Palacio de los Capitanes Generales, donde preside una estatua de 



Cristóbal Colón, el descubridor de las américas y el Templete, la primera edificación de tipo neoclásico en La Habana, se supone o se cree que era el lugar donde se fundó San Cristóbal de la Habana, un lugar histórico y muy visitado el 16 de noviembre, fecha de la fundación de la ciudad, para luego tomar la calle del malecón, pasear por él, viendo enfrente el Castillo del Morro y el faro, es una vista magnífica, desde el 




castillo del Morro, cada día se dispara una salva con un cañón para dar la hora, creo que es sobre las dos de la tarde, pero no lo recuerdo con certeza… continuando por el malecón, llegas hasta el castillo de Salvador de la Punta, una fortaleza que defendía junto al Castillo del Morro, la entrada a la bahía de 





La Habana y por tanto la ciudad, ambos estaban muy estratégicamente construidos, enfrente está la Embajada Española, uno de los edificios más imponentes y magníficos de la ciudad, puedes avanzar por el Paseo Martí llegas hasta el Parque Central y el Capitolio edificio emblemático donde los haya y muy representativo, puedes disfrutar de su




imponente vista, paseando alrededor del Parque de la Fraternidad, donde hay una ceiba, que fue abonado con tierra de todos los países independientes de América, caminar por la Habana es trasladarte en el tiempo, viendo transitar viejos automóviles, como 



Dodge, Buick, Ford o Chevrolet que son los iconos de Cuba, funcionando y muy mimados, por la Calle Dragones, puedes ver la monumental puerta que daba entrada al Barrio Chino de La Habana, es el único vestigio del chinatown habanero que queda y de ahí volviendo por tus pasos y atravesando una de sus 




calles llegas hasta el Floridita, la cuna del daikirí, según dice su letrero, un lugar también muy visitado por Hemingway y así como la Bodeguita del Medio, la verdad es que Ernest, permitidme la confianza, sabía 



divertirse, donde ir… continúas por Calle Bélgica, esquina a Teniente Rey y toda esta calle adelante, llegas hasta la Plaza Vieja, donde podemos comprobar la restauración de las antiguas casas de estilos distintos, pero todas con mucho sabor colonial, una plaza amplia y muy bonita, y pasando 



por el Hotel Los Frailes, con un patio precioso que hay que visitar, y ya muy cerca queda la Basílica 


Menor de S. Francisco de Asís, una iglesia con un marcado estilo barroco, dedicada a al Santo de Asís, fue en época colonial el edificio más alto de La Habana, inicialmente fue también convento de 





monjes franciscanos, de ahí cruzamos a la Terminal Sierra Maestra y continuamos hasta el Mercado de artesanía de San José, dónde se pueden admirar obras pictóricas, así como manualidades en madera, cuero y conchas marinas, instrumentos musicales y otras maravillas, está situado en unos antiguos 




almacenes, enfrente está la refinería donde grandes barcos vienen a cargar combustible… desde ahí… fuimos caminando despacio hacia el hotel, pues se nos acababa el tiempo de estancia en La Habana, fuimos a comer al paladar La Familia, para después ir a recoger el equipaje y que nos llevaran al 



aeropuerto internacional José Martí y regresar a casa… nos embargaba una especie de emoción contenida, no hablábamos, para concentrarnos en nuestros recuerdos, por dentro iba cantando el “Hasta siempre comandante” con la imagen en la mente del Che… que me lo trajo a la memoria un personaje que de pronto me hizo quedarme parado absorto, y por una fracción de segundo pensé es como… como si el Che no hubiera muerto y actualmente fuera un viejo guerrillero anacrónico y fuera de su tiempo, pero que vive en el momento histórico de la revolución, en un viejo y machacado envoltorio pero con la mirada llena de vivencias y de ideales, era él no podía apartar su imagen de mi cabeza, después de mirarlo un rato, mientras él estaba concentrado en sus cosas, le saqué una instantánea y rápidamente se dio cuenta de que lo fotografiaba y en un gesto que me sorprendió, se irguió y llevándose la mano a la frente 

en un saludo militar, me miró y posó saludando, un escalofrío me recorrió la espalda… y así terminó mi visita a estas tierras, por el momento… “hasta siempre….”


No hay comentarios:

Publicar un comentario