martes, 25 de febrero de 2014

Viaje al Centro de la Tierra...

Mi experiencia en Cenotes…



Los cenotes, son un sistema de cuevas y ríos subterráneos que horadan la península de Yucatán, aunque no es exclusivo de este lugar, sin embargo si es un fenómeno geológico no abundante, el término cenote proviene del vocablo maya “ts'ono'ot” que significa “caverna con agua”, existen varios tipos de cenotes: a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos o en gruta. 



Esta clasificación está directamente relacionada con la edad del cenote, siendo los cenotes más antiguos, aquellos que se encuentran completamente abiertos y los más jóvenes los que todavía conservan su cúpula intacta. Por la evolución del macizo kárstico, el cenote comienza siendo una cámara subterránea producida por la disolución de la roca caliza por la infiltración del agua de lluvia. Finalmente, conforme la cavidad va aumentando de tamaño, el cenote puede terminar aflorando a la superficie por colapso de la cúpula. Bien una vez explicada la composición y morfología de los cenotes, hemos de decir que se calculan unos 3.000, de los que apenas hay una décima parte explorados y de éstos, abiertos al público una sexta parte, algunos solamente a buceadores, otros a buceo-espeleólogos, y una gran mayoría a turistas de todos los niveles.



Yo personalmente conozco media docena solamente, pero sin embargo han causado en mí un efecto de fascinación muy grande,  mi conocimiento de los cenotes viene dado desde dentro, desde mis inmersiones en ellos, y aunque he repetido alguno de ellos, me ha parecido diferente siempre, pero la constante ha sido la sensación de vivir una experiencia fuera de este mundo, si ya el buceo te hace sentir que estás en otro mundo, el buceo en cenotes, te suma una sensación de atemporalidad, de no estar en este planeta, el buceo en aguas abiertas, te da un montón de referencias, los arrecifes tiene mucha vida y color, incluso en el azul ves vida, ves luz, sabes dónde está el arriba y el abajo, y aún en malas condiciones, hay un margen de visibilidad más o menos amplio… 



en cenotes, cuando te alejas del derrumbe que hace pasar la luz exterior y ver la superficie aunque sea a través de la transparencia del agua, te sumes e una oscuridad absoluta, sólo rota por el haz del foco, de tus compañeros o el tuyo propio, pasas de un espectáculo de luces y contraluces absolutamente fantástico y sublime a la oscuridad total, te metes en las entrañas de la tierra, pero unas entrañas inundadas, totalmente anegadas de agua, agua transparente como el más limpio de los aires, navegas entre estalactitas y estalagmitas, nunca se hace más vital la “línea de vida” como en este momento, una delgada línea que separa la vida, 


de la más sofocante de las muertes, el extravío en una galería no señalizada, puede suponer la peor de las experiencias… pero no hay que dramatizar, todo está perfectamente controlado y calculado, las entradas a zonas peligrosas o inexploradas están perfectamente señalizadas, pero sí… ciertamente añadimos al buceo un ingrediente más de riesgo, no vamos a negarlo, estás en un espacio confinado, sin posibilidad de iniciar un ascenso de emergencia en caso de problemas sobrevenidos, no… tienes que volver por el mismo camino que viniste o completar el circuito en caso de necesidad de salir al exterior, por ello se observa un protocolo más riguroso y específico que en el buceo en aguas abiertas, como es el que solamente se adjudican cuatro buzos por guía, que a su vez tiene que tener la titulación específica de buceo en cavernas, 



él ha de llevar bitanques, para tener una reserva mayo de aire, ha de llevar doble linterna para posibles emergencias, línea de vida y flechas de señalización por si ha de salirse del recorrido que está perfectamente marcado, muchas veces en cenotes existe un recorrido circular al estar comunicadas las galerías, llegando al punto de partida sin tener que volver por tus pasos, en otras ocasiones no, tienes que dar la vuelta y volver por donde viniste. 



Pero además se observa la regla de los tercios, para administrar el aire del tanque y es, que se divide el tanque en tres partes, una para ir, otra para volver y la tercera para una posible emergencia, habitualmente se utiliza medio tanque para ir y el otro medio para volver, porque si hay una emergencia, haces un ascenso a superficie desde donde estés y ya está, pero recordemos que estamos en una caverna y no podemos subir a la superficie, has de salir por una gruta en sentido horizontal, por eso es, el aleteo debe ser suave y en posición de cavernas, que es doblando las piernas y haciendo un movimiento de rotación con los pies en lugar de aletear como si camináramos, de esta forma evitamos levantar sedimentos del fondo, y no enturbiar el agua con el riesgo de no visibilidad que conlleva, 



mantenerse en línea sin perder de vista a tu compañero que va delante y la línea de vida, y cambian ciertas señales de comunicación entre los buceadores, pero es un buceo tranquilo y relajado, normalmente además poco profundo, las galerías rara vez bajan de los doce o catorce metros, a veces se da un fenómeno que es la mezcla de agua salada y dulce, llamado “haloclina” es un poco inquietante y que aunque se ve, dejas de ver con nitidez, ves muy borroso, debido al fenómeno de refracción que se produce por las distintas densidades del agua dulce con la salada, suele durar poco pero solo distingues luces, no ves correctamente las formas e inquieta durante ese momento. No obstante se fascinante y disfrutas de un espectáculo que no se da en otros sitios, el silencio es total, solo perturbado por el ruido de tus burbujas, 



la sensación de ingravidez es placentera y cuando sales a la zona de derrumbes y entra la luz exterior, el espectáculo está garantizado, es como un hechizo, los rayos se mueven como en una coreografía mágica, la limpieza y transparencia de sus aguas es extraordinaria, es una mezcla de belleza y misterio, de atracción a lo mágico y enigmático, a lo recóndito y secreto, a nuestros orígenes, al centro de la Tierra, es como volver a entrar en el seno materno, 



en la bolsa con el líquido amniótico y flotar libremente, sin ruidos, si nada que nos moleste e interfiera en nuestra marcha, sólo tú y la naturaleza en estado puro y salvaje sin artificios, como en nuestros primeros pasos por este planeta. Cada uno de los cenotes que he visitado me ha proporcionado una satisfacción personal, 



Dos Ojos, con dos líneas Bat Cave y Barbie Line, el cenote Chac Mool (dios maya de la lluvia), con dos entradas Litle Brother y Kukulkán, el cenote Taj Mahal y el cenote Ponderosa. Todos ellos increíblemente bellos, en medio de la selva tropical de Yucatán, en el interior. 



La experiencia se la recomiendo a todos, pero desde el aspecto de la inmersión, para disfrutar el punto de vista y la perspectiva de los contraluces completamente desde dentro, maravillosa y magnífica, surreal en muchas ocasiones. Una sinfonía de luces y destellos, que cautiva y hechiza. Tengo que añadir porque es justo que lo haga, que mi descubrimiento de los cenotes mayas, lo hice de la mano de Bahía Divers, el mejor centro de buceo del Caribe, bajo la batuta de Dani y Susana, 



una pareja que no sólo nos enseñaron estas maravillas, sino que te abren su corazón, son geniales y estupendos, para mí no son los dueños de un centro de buceo, son “mis amigos”. No os lo perdáis… mientras, os dejo estas imágenes, para que veáis de que os hablo… besos y abrazos desde las entrañas húmedas de la tierra… nuestra madre…




2 comentarios:

  1. Pedro, me ha encantado tu post, tus fotos y la pasión que destila cada una de las palabras.

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  2. Muchas gracias Olga, la verdad es que solo trato de revivir lo que siento en el momento del viaje, me gusta disfrutar momento a momento la experiencia, porque cada vez es única e irrepetible, además nunca sabes cuando volverás. Intento transmitir mi vivencia. Besos.

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