martes, 11 de junio de 2013

Al Mar Rojo Vivo (6)

(cont.)
Habíamos buceado todo el día en Daedalus Reef, el arrecife al que le ha crecido un faro encima cuan parásito que no se puede quitar...
un día completo... buceo de arrecife, lleno de "pastelería" como dice nuestra guía Elena, del Golden Dolphin nuestro barco de vida a bordo, es decir vida pequeña, explosión de color, corales infinitos, alegría y diversión, 



pero Daedalus es una rareza entre los arrecifes, podemos disfrutar de vida grande, pero no esporádica como los puntas blancas (Triaenodon Obesus) o los grises de arrecife (Carcharhinus Amblirrinchus) las especies de tiburones merodeadores de los arrecifes, si no cardúmenes de Martillos, escualos de más tamaño, normalmente éstos se dan en aguas abiertas, fuera de los arrecifes, en el azul en el inmenso y enigmático azul, por lo que fuimos en busca de ellos, pues son adorables, son pacíficos en contra de las creencias generalizadas, son amigables aunque suene extraño, rectifico... no fuimos en busca de ellos, ya que son ellos los que vienen a vernos realmente, la estrategia de la inmersión es bajar a unos treinta metros aproximadamente y extendernos en un círculo amplio sin perdernos de vista los unos a los otros claro está... ellos suelen estar mucho más abajo, entre cuarenta y sesenta metros... en aguas más frías, en la termoclina (cambio brusco de la temperatura del agua sin mezclarse) de forma que, cuando detectan movimientos y oyen nuestras burbujas etc. suben a curiosear a ver que es... y en efecto a los diez o quince minutos... aparecieron... el corazón empezó a latir deprisa, mis ojos se salían de la máscara... y enfoqué mi cámara y no dejé de disparar desde que eran unos simples puntos que se movían erráticos, hasta que se transformaron en unos ejemplares de buen tamaño, de entre dos metros y medio y tres... 




su comportamiento es tranquilo, y sus movimientos son elegantes y sinuosos, es una maravilla ver como se mueven, como nadan y controlan un medio que no es el tuyo, y cuando llegan hasta dónde estás tú, merodean a tu alrededor, te rodean dando vueltas de exploración, miran te observan y se acercan un poco pero con mucha prudencia, manteniendo una distancia de desconfianza hacia tí, pero no se muestran amenazantes, ni agresivos, sólo curiosos...



la emoción era patente, en todo el grupo, no pestañeábamos, no quitábamos ojo de encima de ellos, mi cámara de no haber sido porque estaba sumergida y refrigerada, habría ardido de los disparos que hice uno detrás de otro... nuestro guía local Talaat... dio gracias a Alá, por el avistamiento... fue muy elocuente y estaba emocionado también...
después cuando acabamos las inmersiones y antes de anochecer, visitamos el faro... las vistas son impresionantes... en medio del Mar Rojo, con el arrecife bajo nuestros pies, más emociones...






después de la cena, cuando ya estábamos de tertulia como cada noche, acompañados por una narguila y tabaco aromático y las risas de rigor,  de pronto  alguien gritó desde la cubierta inferior... ¡¡¡HAY UN TIBURÓN DEBAJOOO DEL BARCO CHICOSSSS....!!! uuuuuufffff.... saltamos como resortes todos a asomarnos por la borda y en efecto al ir hacia la de babor, aparecía el dibujo del tiburón a la luz de los focos del barco, una silueta que se ondulaba y giraba en torno a un eje imaginario debajo de nuestro barco... carreras de una borda a otra para verlo aparecer una y otra vez... exclamaciones y risas nerviosas... así estuvimos un rato y he de decir, que inquieta más desde arriba que una vez cuando ya estás abajo, frente a él... bueno pasado un buen rato y cuando ya era hora de retirarse nos fuimos a dormir y al día siguiente....


sí... en efecto, seguía ahí y había que meterse... había que verlo cara a cara y a ello fuimos, el grupo se dividió en dos, unos (el grupo que no había visto los martillos el día anterior) se fueron a ver martillos y un grupo más reducido, nos lanzamos debajo del barco a ver al Puntas Blancas Oceánico (Carcharhinus Longimanus) uno de los potencialmente más peligrosos (según los que no bajan a verlos), pues nos equipamos y fuimos lanzándonos al agua... cámara en ristre y dispuesto a ello, pero era como una huida hacia delante, la inquietud y la risa nerviosa era todo uno, verlo de día dando vueltas como esperando a que nos tiráramos, para no se muy bien qué... daba respeto, se respiraba la tensión y la intranquilidad, pero esto como bien se puede comprobar una vez abajo, no es más que el fruto de un miedo infundado e imbuido por quien le interesa mostrar a los tiburones como monstruos devora-hombres, para masacrarlos en beneficio de sus propios intereses... bien tres... dos... uno... inhalada profunda, y salto de gigante, explosión de millones de burbujas y en unos segundos se despeja el panorama y ves a tu alrededor... si en esos segundos no ha pasado nada, no hay nada que temer, vacías el jacket y hacia abajo... al final del cabo que el barco deja como medida de seguridad, esta inmersión es debajo del barco, no hay que alejarse más, el Longimanus está ahí...



aunque normalmente se ven ejemplares solitarios, realmente aquí con uno solo, es suficiente para tener respeto y precaución ante este individuo, porque también es curioso, pero es una curiosidad más intencionada que la de los martillos, y se nota y aunque también se muestra cauto y prudente, hace internadas por medio del grupo, la adrenalina corre a toneladas por las venas, aquí el corazón no late deprisa, salta del pecho, es una emoción distinta, más cercana al pensamiento "y sí... se acerca demasiado..." infunde más temor y sientes que es un depredador, de forma que hay que comportarse de forma contraria a lo que podría ser una "presa" no hay que darle a entender en  ningún momento que puedes serlo... eso, sería lo último, en todos los sentidos... 




hay que mantenerse vertical todo el tiempo, para que vea lo grande que eres... nunca darle la espalda, no hacer movimientos espasmódicos ni agitarse, por cerca que esté... ésto podría interpretarlo como presa en peligro... y en ese caso él, no lo duda, así que tranquilo y sereno, haciéndole frente en todo momento, que vea respuesta de igual a igual... (eso es un decir, claro) es toda una experiencia, inigualable, y estás deseando que se acerque para sacar una buena instantánea... pero es cierto también que cuando ves esto...


respiras aliviado... es hora de subir al barco, porque se aleja... ya que es un momento de indefensión... y ese, es el momento preferido de un depredador perfecto... 

(cont.)

8 comentarios:

  1. ufffffff Pan...yo he respirado aliviada cuando he terminado de leer tu relato....madre mía yo no hubiera pegado ojo en toda la noche sabiendo que tenia el bicho debajo del barco...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaaa.... Ter, sí... la verdad es que a pesar de saber que es un riesgo controlado, que ves el comportamiento del tibu sin ser amenazante, cuando lo ves alejarse respiras tranquilo, y te subes al barco contento por subir entero...

      Eliminar
  2. sorry... felicidades por esas fotos tan bonitas....muacksssssss Pan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias Ter... me encanta compartirlas, sobre todo cuando sabes que son valoradas... :-)

      Eliminar
  3. de nada Pan...al contrario gracias a ti, por compartir todas esas experiencias, es magnífico :-)...por cierto algo no anda bien aquí, fíjate en el día y hora que sale en los post..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. cierto... ya me dí cuenta, sale una hora que no tiene nada que ver, pero no sé como cambiarlo... investigaré a ver, muuaaaaccckkss Ter

      Eliminar
  4. uuuufffff....me has puesto el vello de punta!!!! que intenso ¡¡¡y que suerte que "los martillo" y "Carcharhinus Longimanus" decidieran darse cita justo ese día y en mismo lugar que tu..jajajjajjaaa. Un abrazo.....espectacular!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. es que es intenso... y emocionante... hay que dejarse llevar un poco, si te sitúas en la realidad racional y formal, no lo harías... o quizá si, pero hay que ser uno mismo con el medio e integrarte en él... :-)

      Eliminar