viernes, 7 de junio de 2013

Al Mar Rojo Vivo (5)

(Cont.)

Equipados y listos en la plataforma de popa, para saltar y comenzar una nueva inmersión...


nos encontramos cerca del estrecho de Gúbal, que cierra la parte sur del Golfo de Suez, en la zona de Abu Nuhas, no muy lejos de Hurgada es una gran área repleta de islitas coralinas y arrecifes de coral, por lo que es o era una zona ciertamente no exenta de riesgos y peligros para la navegación marítima tiempos atrás, cuando la cartografía no señalaba muchos de los arrecifes y la señalización era escasa o nula, de hecho se la conoce como la ruta de los pecios, y eso es lo que vamos a visitar en esta ocasión, vamos  al Giannis “D” un barco de bandera griega, hundido en abril de 1983, con una carga de madera, que llevaba a Jeddah en Arabia Saudí, desde Croacia, la proa casi inexistente, 





 pero el puente de mando y la popa se encuentra en bastante buen estado, pudiendo visitar la sala de máquinas y los motores, se adivinan perfectamente las levas de los motores,  y como siempre con mucha vida tanto en los alrededores como en el interior... dónde crees adivinar la silueta de los tripulantes caminando de un lado para otros, cumpliendo sus funciones, mecánicos, oficiales de uniforme blanco cada uno con un objetivo, pero todos con el deseo en la mente de llegar a buen puerto... cosa que no sucedió...




cuantas historias nos cuentan, estos gigantes dormidos, posados como leviatanes en los fondos de los mares, me encanta imaginar la vida en ellos cuando todavía rompían las olas con sus proas enfiladas hacia su destino, lo que pensaban sus gentes... sus pasajeros, como los del siguiente pecio, no lejos de este...





el Carnatic, un barco de madera hundido en septiembre de 1867, llevaba pasajeros, pero principalmente era carguero, llevaba algodón, cobre y botellas de licor, se dirigía a la India, se encuentra recostado sobre la banda de babor algo escorado, por eso cuando navegas por el interior la sensación de desorientación es grande, pero tenemos unos contraluces entre las cuadernas con algo de madera y millones de peces cristal increíble, 



está partido en dos, pero cada parte conserva aún su estructura aunque dañada,  y en los alrededores, se encuentran los mástiles y parte de la arboladura y rememoras esos viajes románticos de los bergantines y goletas, con sus mástiles y velas henchidas por el viento que las empujaba en sus travesías, con un montón marineros, faenando y tirando de cabos, drizas y escotas, subidos en las botabaras tensando jarcias, gritando ¡¡¡ARRIAAARR LA GÉNOVA.... IZAR EL TORMENTÍN...AJUSTAR LAS GAVIAS...!!!




este barco todavía pertenecía a la navegación, totalmente manual, con instrumentos de marear  a la más antigua usanza, sextantes, astrolabios, nocturlabios, compás, correderas, sondas y cartas náuticas y la pericia y experiencia de los capitanes...que sabían interpretar las señales del cielo para el pronóstico del tiempo, por eso tiene un sabor especial, es el pecio más antiguo en el que estado... ha sido una jornada rica en experiencias y en sentirse uno con el mar, con sus barcos y sobre todo con los pecios que descansan para siempre... a la espera de nuevos visitantes...

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4 comentarios:

  1. Como en cada relato de tus aventuras, nos imaginamos allí dentro, debajo del agua, recorriendo los rincones de esos barcos. Me gusta mucho, Pedro.
    Besos.

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    1. eso intento Teresa, transmitir las sensaciones que yo vivo en esos momentos... para que por mis ojos y por mi experiencia vivida, podáis rememorarlo casi, casi... como yo

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  2. Un símil muy apropiado....leviatán. Elrelato y las fotografías fantásticas, como siempre.Un abrazo Pedro.

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    1. muchas gracias Marta, me alegra que te guste, "leviatán" al fin y al cabo el pecio es un "ente" marino también... enigmático y misterioso :-)

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